Lectores

viernes, 29 de junio de 2012

Capítulo 2.


Una vez había acabado de desayunar, Katniss subió a su habitación, cogió la mochila y salió de casa. Tardaba al menos quince minutos en llegar al instituto que se convertían en media hora los lunes, y hoy lo era. Katniss odiaba los lunes, suponían madrugar después de un fin de semana de tranquilidad, relajación y fiesta, pasaba de levantarse a las dos a levantarse a las siete y media.
Como era habitual, Katniss iba escuchando música y en ese momento sonaba su canción favorita “Everytime we touch” la versión lenta, de Cascada, estaba sumida en sus pensamientos, esa canción la traía muchos recuerdos a la cabeza. No se dio cuenta de que Nick, su exnovio, estaba justo detrás de ella, hasta que éste la dio un golpecito en el hombro.
-          ¿Katniss? – dijo Nick quitándola el casco de su oreja izquierda.
-          ¿Qué quieres Nick? Creí que había dejado bastante claro que lo nuestro se había acabado, no quiero tener nada más que ver contigo – dijo Katniss con voz cortante.
-          Lo siento Katniss, yo solo quería hablar contigo, te echo de menos.
-          ¿En serio me echas de menos? Pero si te pillé con otra, nunca me has querido.
-          ¡Eso no es cierto! Te he querido desde el primer momento en que te vi y lo sigo haciendo ahora.
-          Venga Nick, no esperaras que me crea eso, ¿verdad? – dijo Katniss riendo.
-          Te lo digo de verdad, te quiero y eso no va a cambiar.
-          ¿Qué pasa que tu otra chica te ha dejado? – dijo Katniss que al parecer se divertía con todo lo que estaba ocurriendo.
-          ¡No tenía nada con esa chica! Fue un simple lío, nada más.
-          ¿Un simple lío? Un simple lío mientras estábamos juntos Nick.
Katniss empezaba a ponerse furiosa, quería que Nick la dejara en paz, le había dejado bien claro que la relación había terminado en el momento en que se enrolló con otra, no quería volver a saber nada de él, quería rehacer su vida y él no la dejaba hacerlo.
-          Katniss… Por favor, dame otra oportunidad.
-          No, no, no y no. No lo haré Nick, vete.
-          En serio… yo…
-          Que no – dijo Katniss cortando lo que Nick estaba a punto de decir -. ¿Qué te crees que esto es fácil para mí? Hemos estado juntos dos años, claro que no es fácil. He estado enamorada de ti, realmente enamorada de ti, nunca te he hecho nada, siempre has sido el primero para ti, y ¿qué me encuentro cuando voy a tu casa? A ti liándote con otra… Lo siento Nick  pero esto se ha acabado, quiero rehacer mi vida pero no puedo hacerlo si tu no me dejas a si que te pido por favor que me dejes. Búscate a otra que te haga feliz.
-          Es que tu eres la única que me hace feliz, ¿qué pasa? ¿hay otro chico verdad? – dijo Nick con la mirada confusa pero a la vez triste.
-          No digas tonterías, no hay ningún otro chico, aunque tengo la esperanza de que algún día lo haya y ahora vete, te lo digo en serio.
En ese momento Nick se quedó parado, las palabras de Katniss le habían dolido pero ella no estaba dispuesta a ceder. Este chico la había hecho más daño que cualquier otro, había sido del único del que había estado realmente enamorada y le pilló enrollado con otra, no podía perdonarle, no después de lo que la había hecho.

Capítulo 1.


Katniss se despertó sobresaltada, gritando. Había tenido una pesadilla pero… esa pesadilla la resultaba familiar, era la continuación de la pesadilla que había tenido el día anterior y eso no podía significar nada bueno. Respiró profundamente diez veces, su madre siempre la decía que lo hiciera para tranquilizarse, con intención de volver a dormirse pero estaba demasiado asustada como para hacerlo. Si la pesadilla continuaba presenciaría su muerte y no quería saber lo que ocurriría después así que, optó por encender la luz de la mesilla, apagada hace tan sólo dos horas, y coger su diario.

“14 de mayo de 2012
Querido diario:
Lo primero de todo pedirte perdón por mi ausencia durante estos últimos 5 días, las cosas están cambiando mucho últimamente y he estado demasiado ocupada como para desahogarme. Ahora bien, después de esa disculpa, voy a aprovechar que no puedo dormirme para contar con detalle la pesadilla que llevo viviendo en mis sueños durante estas dos últimas noches.
Al principio todo parecía un sueño normal y corriente, de esos en los que te sientes cómoda, en los que solo estás tú y nadie puede entrar a interrumpirte… Pero esa sensación de comodidad y tranquilidad duró menos de lo que me esperaba. De repente, todo a mí alrededor se tornó de colores oscuros, el cielo ya no era de ese celeste que tanto me gustaba, ahora era de un azul marino escalofriante, los árboles parecían las sombras de los que se encontraban antes y la hierba desapareció convirtiéndose en tierra. Me levanté rápidamente y comencé a dar vueltas, sobre mí misma, para observar bien como había cambiado todo a mí alrededor. No sabía lo que estaba pasando.
Justo cuando estaba apunto de echar a correr divisé a lo lejos una silueta humana, que me era imposible distinguir pues solo era otra mancha negra más en aquel paisaje tan tétrico y oscuro. Aquella persona empezó a gritar mi nombre, la voz me resultaba familiar, pero no lograba identificar bien a quién pertenecía. Poco a poco, a medida que se acercaba, la mancha negra fue cobrando forma, por el contorno, sabía que se trataba de una mujer pero no conseguí acertar de quien se trataba hasta que no estuvo a apenas dos pasos de mí.
Aquella persona era mi madre, pero no podía ser, mi madre estaba muerta. En ese momento supe que algo iba mal, peor de lo que pensaba al ver la transformación del paisaje. Empecé a correr tan rápido como pude, en ese momento me desperté.
Esta misma noche he retomado el sueño, justo por donde lo dejé. Y la verdad es que me resulta muy extraño. No es el simple echo de haber continuado con la pesadilla de la noche anterior, lo que se me hace raro es ver a mi madre apunto de atravesarme el pecho con una espada. Mi madre siempre me había querido y tratado como si fuera la persona más importante de su mundo, era imposible que deseara matarme.
Bueno, son ya las 04.30 y en apenas tres horas tendré que levantarme, será mejor que me acueste…”.

Katniss cerró su diario y le dejó en el mismo sitio del que le había cogido, apagó la luz por segunda vez y cerró los ojos. El resto de la noche transcurrió con normalidad, Katniss durmió plácidamente las tres horas que la quedaban.

jueves, 28 de junio de 2012

Prefacio.

“En la vida todo tiene un precio. Nunca se sabe cuando tendrás que pagar por cada un de tus actos, pero en el momento en el que la vida te pasa factura, no queda más remedio que asumir el precio y pagar”.
Katniss recordaba estas palabras cada noche, antes de cerrar los ojos y sumirse en el mundo de los sueños. Las recitó para ella misma como estaba acostumbrada a hacer, apagó la luz de la mesilla y cerró los ojos…
“Tengo que correr, es lo único que me salvará de todo esto.
-        -  ¡Katniss, espera!
No puedo hacerlo, si lo hago mi vida estará en peligro. Continúo corriendo, nunca antes había corrido tanto, siento que me falta el aire, el asma empieza a hacerse notar, pero no puedo parar, he de seguir corriendo. De repente una rama se cruza en mi camino y me hace caer al suelo, no tengo tiempo para levantarme, está demasiado cerca. Es una situación de estás en las que, como se suele decir, estás entre la espada y la pared, solo que en está ocasión no lo digo con el más mínimo sentido metafórico empleado otras veces. No vale la pena seguir luchando, voy a morir aquí y ahora, no puedo hacer nada para impedirlo, la espada está a apenas cinco milímetros de mi pecho”.

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